Ampliación de la consciencia y emociones (ni positivas ni negativas)

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En estos días pasados he leído en diversos medios expresiones como las que siguen:

«Las emociones pueden ser positivas o negativas. Las negativas afectan a nuestro estado de ánimo y perjudican seriamente nuestra salud emocional. Por el contrario, las emociones positivas como la alegría, el sosiego, la felicidad, etc… nos permiten ser más inteligentes»

«La escritora considera clave entrenar nuestro cerebro para que genere emociones positivas y, en la mayoría de casos, la receta pasa por poner en práctica un conjunto de pequeños gestos y acciones que pueden ayudarnos a que nuestra vida sea mejor. Nuestro cerebro tiene un mecanismo que hace que se agranden las malas experiencias y nos las recuerde constantemente. Es por ello que los neurólogos aseguran que hay que equilibrar una emoción negativa con cinco de positivas.»

A partir de estas y otras lecturas me surgían ciertas reflexiones sobre la psicología y la psicoterapia que quería compartir:

1. La clave es la ampliación de la consciencia.

Es frecuente en el trabajo terapeútico experimentar la frustración de quien espera un cambio en el otro que no acaba de llegar.

Esta expectativa frustrada basada en fantasías de omnipotencia indirectamente pueden generar dificultades en el propio desarrollo del proceso terapeútico.

En ese sentido existen ciertas aportaciones de la psicoterapia gestalt, desde la comprensión de la teoría de campo, que creo pueden ser muy interesantes a este respecto.

Citando a Jonno Hannafin,

“A menudo he considerado provechoso pensar en mí mismo como un agente de conciencia más que como unagente de cambio. Genera más opciones para encarar una situación yme ayuda a no quedarme encallado frente a una solución concreta. Elresultado bien podría ser el cambio, pero en el objetivo central de miestrategia es la elevación de la conciencia.”

“El apuntalamiento de esta posición como agente de la conciencia es la “Teoría Paradójica del Cambio”: el cambio acontece cuando uno deviene completamente en lo que es, no cuando uno intenta ser algo distinto”

Generar dentro del espacio terapéutico un campo relacional que permita a la persona elevar la conciencia de sí le permite tomar decisiones más conscientes y responsables sobre qué hacer y cómo hacerlo, asumiendo las propias necesidades.

Ayudar a elevar la conciencia de una persona le posibilita y en muchos casos le motiva a tomar decisiones informadas sobre lo que quiere hacer. Puede elegir el cambio, puede elegir permanecer igual. EL papel del terapeuta no es promover ni lo uno ni lo otro.

Desde la suposición de que el campo organismo/entorno se autorregula, esto es, que acaba haciendo lo que necesitan hacer, nuestro trabajo añade el valor de la consciencia: esto es, de darse cuenta de lo que está pasando para que uno pueda tomar las decisiones más pertinentes con respecto a la satisfacción de sus necesidades.

2. Las emociones no son ni positivas ni negativas.

En este sentido, asisto con cierta preocupación a la visión de las emociones como positivas o negativas desde diversos ámbitos (el mundo de la empresa, medios de comunicación, libros de autoayuda…) donde se nos vuelca una concepción de las emociones como buenas o malas (es decir que sentir tristeza o rabia es negativo, y contagian negatividad, pero que el amor o la alegria son positivas y se transmiten creando un entorno de positividad y felicidad a nuestro alrededor)

Lejos de menospreciar los aspectos que generan en las personas las emociones en un sentido o en otro, que son evidentes, me parece ciertamente peligrosa que cale en la conciencia colectiva algo así como que tenemos que alejarnos o evitar de las emociones negativas, dado que en no pocas ocasiones son emociones reprimidas que necesitan expresarse para que la persona pueda regularse con respecto al entorno.

El problema no está en la emoción en sí si no en la rigidez con que la podamos vivir: cierto que sería poco adaptativo vivir siempre con rabia, pero no lo sería menos vivir siempre alegre o queriendo a todo el mundo?

Es cuanto menos paradójico que en estos tiempos de indignación colectiva la psicología aporte como mensaje social que tenemos que disminuir nuestras emociones negativas.

En la línea de lo expuesto anteriormente un acompañamiento terapeútico eficaz e aquel que aumenta el nivel de consciencia sobre lo que la persona vive para que tome una decisión que le ayude a regularse: puede ser expresar su rabia, permitirse estar triste, amar o alegrarse.

La clave para mí es cuidarnos de generar un clima cultural que favorezca la represión de la expresión de ciertas emociones, que de por sí son necesarias para un funcionamiento sano, basadas en concepciones antropológicas excesivamente simplistas y carentes de todo rigor.

Desde el saber psicológico propongo este otro mensaje: «Vivamos conscientemente , aceptando nuestras emociones, para poder así dirigirnos en la vida con responsabilidad.»

Iñaki García Maza.

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